Contar con objetivos estratégicos es fundamental para proporcionar dirección, enfoque y un marco general para el crecimiento y el éxito de una organización; sin embargo, el esfuerzo e inversión destinada a definirlos se pierde a la hora de la puesta a punto o implementación de las iniciativas que nos acercan a nuestras metas.
Abordar estas cuestiones y mantener una comunicación abierta y transparente dentro de la organización aumenta significativamente la probabilidad de éxito en la consecución de objetivos estratégicos. En resumen, contar con objetivos estratégicos proporciona un marco esencial para el crecimiento y la dirección de una organización siempre que podamos pasar de la teoría a la práctica.
Nuestro plan puede ser un acelerador de productividad, motivación, enfoque, crecimiento o, por el contrario, una herramienta frustrante que merma el espíritu de mejora e innovación dentro de la cultura de las empresas. La diferencia entre uno y otro es la capacidad de implementar.
El Plan Estratégico definitivamente es una pieza clave dentro de una organización que requiere de un esfuerzo importante, visión de futuro, alineación y capacidad de plasmar su ejecución a corto y mediano plazo.